Las intensas lluvias registradas desde hace casi dos semanas en la región de la Huasteca veracruzana han provocado el desbordamiento del río Cazones, dejando una devastación sin precedentes en Veracruz, Puebla e Hidalgo. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), las precipitaciones superaron los 400 milímetros, cifra que rebasa todos los récords históricos de la zona.
El río Cazones incrementó su nivel más de cuatro metros, arrasando con viviendas, vehículos e infraestructura. Hasta el momento, las autoridades reportan 76 personas fallecidas y 27 desaparecidas, además de 39 mil hogares afectados. Veracruz es la entidad con mayores daños, con 38 municipios impactados y 67 caminos cerrados, mientras que en Puebla se reportan 19 víctimas mortales y 23 municipios con afectaciones.
La Conagua había advertido desde agosto sobre el riesgo de lluvias extraordinarias derivadas de la tormenta tropical Raymond y una zona de baja presión en el Golfo de México, que propiciaron acumulaciones de entre 250 y 400 milímetros de lluvia. Este fenómeno natural ha provocado deslaves, desbordamientos y daños severos en comunidades como Tecolutla, Álamo, Xicotepec y Temapache.
El mapa de riesgos de Protección Civil ya advertía desde años anteriores la vulnerabilidad de la región, especialmente en las llamadas zonas susceptibles de inundación cercanas al río Cazones. Sin embargo, los sistemas de contención e infraestructura hidráulica resultaron insuficientes ante la magnitud del temporal.
Autoridades federales y estatales mantienen operativos de rescate, atención médica y apoyo humanitario. Brigadas del Ejército Mexicano, la Guardia Nacional y Protección Civil trabajan para restablecer la comunicación terrestre y atender a las familias desplazadas.
La secretaria de Protección Civil de Veracruz, Guadalupe Osorno, señaló que aún persisten lluvias fuertes en la región y pidió a la población extremar precauciones ante posibles nuevos deslaves y crecidas de ríos.
Conagua advirtió que las precipitaciones continuarán en Veracruz, Puebla, Hidalgo y San Luis Potosí, por lo que las autoridades se mantienen en alerta máxima.