Durante décadas, el crimen organizado se ha enfrentado al desafío de gestionar enormes cantidades de dinero en efectivo. La historia está llena de anécdotas de cómo el cártel de Pablo Escobar en Colombia perdió millones de dólares por la humedad o por ratas que literalmente se comían los fajos de billetes. Para los cárteles mexicanos contemporáneos, la respuesta parecía estar en la tecnología: el comercio electrónico y, sobre todo, el uso de criptomonedas como forma de lavar el dinero obtenido del narcotráfico.
Sin embargo, lo que parecía una solución perfecta se ha convertido en un campo minado. La creciente adopción de tecnología blockchain —que registra cada transacción en un libro público e inmutable— ha abierto nuevas puertas a las agencias de inteligencia financiera. Hoy, las criptomonedas no solo son una herramienta para los criminales; también se han vuelto un arma para rastrearlos.
Esta tensión se ha intensificado desde que, apenas minutos después de asumir la presidencia de Estados Unidos en 2025, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que cataloga oficialmente a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras. Esta designación, bajo la Sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, implica severas consecuencias legales y operativas. No solo criminaliza el apoyo material a los cárteles (financiero, logístico o de servicios), sino que también permite congelar sus activos —incluidas sus carteras de criptomonedas— y les prohíbe la entrada a Estados Unidos.
La nueva cara del lavado de dinero
Organizaciones criminales como el Cártel de Sinaloa han adoptado con rapidez los activos digitales para mantener sus operaciones ocultas. Ya no se trata de mover maletas llenas de billetes, sino de transferencias invisibles de criptomonedas entre continentes. Pero este nuevo modelo no está exento de vulnerabilidades.
Uno de los mecanismos más empleados por los cárteles mexicanos para lavar dinero consiste en aliarse con redes de blanqueo de capitales en China. Estas redes reciben el dinero en efectivo de las ventas de droga en EE.UU., lo convierten en criptomonedas y lo transfieren globalmente. Parte de estos fondos se usan luego para comprar precursores químicos esenciales en la fabricación de fentanilo y metanfetamina.
Investigaciones recientes revelan que casi el 97% de los fabricantes chinos de precursores aceptan criptomonedas como forma de pago. Estas transacciones son utilizadas tanto para mover ganancias como para financiar la cadena de producción y distribución de drogas sintéticas. A su vez, el Tesoro de Estados Unidos, a través de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), ha impuesto sanciones a múltiples monederos digitales y entidades chinas ligadas al crimen organizado mexicano.
Casos que muestran el alcance del fenómeno
Las autoridades estadounidenses han intensificado sus acciones para desmantelar estas redes. En junio de 2024, el Departamento de Justicia presentó cargos contra una célula del Cártel de Sinaloa en Los Ángeles, acusada de lavar más de 50 millones de dólares mediante el uso de criptomonedas y bancos clandestinos chinos. En enero de ese mismo año, un residente de Las Vegas fue condenado por usar Bitcoin para ocultar millones de dólares procedentes del narcotráfico. Creó una red de monederos digitales que permitieron estratificar el dinero, dificultando su rastreo.
Ya en septiembre de 2023, la OFAC había sancionado a miembros de Los Chapitos, una facción del Cártel de Sinaloa, revelando por primera vez públicamente el uso de Ethereum para lavar ganancias del fentanilo. Apenas un mes después, sancionaron a 28 individuos y entidades vinculadas al tráfico internacional de drogas, incluyendo 17 direcciones de criptomonedas usadas en transacciones millonarias con fabricantes chinos de precursores químicos.
El criptoecosistema narco
Lo que emerge es un sistema financiero paralelo: los cárteles recogen efectivo en EE.UU., lo convierten en criptomonedas con ayuda de corredores chinos interesados en adquirir dólares fuera de China, y usan estos activos para mover fondos a nivel mundial. Luego, estos mismos canales se utilizan para adquirir sustancias químicas ilegales, muchas veces de empresas ya sancionadas.
La criptomoneda, que en su inicio prometía libertad financiera y descentralización, se ha convertido en una herramienta clave tanto para el crimen como para su persecución. Informes como los de TRM Labs han ayudado a las autoridades a identificar y sancionar direcciones de monederos digitales vinculados al crimen organizado, generando un descenso notable en ciertas actividades ilícitas.
México, China y la guerra en la sombra
La colaboración entre cárteles mexicanos y redes chinas de lavado de dinero no es solo económica, sino estratégica. Los precursores químicos fabricados en China permiten la producción masiva de drogas sintéticas que inundan mercados internacionales. Las criptomonedas actúan como puente financiero que facilita esta relación.
En respuesta, EE.UU. ha comenzado a usar nuevas herramientas legales y tecnológicas para cerrar el cerco. Las stablecoins utilizadas por los cárteles, los negocios de fachada en efectivo en territorio estadounidense y las conexiones bancarias con empresas en China están ahora bajo vigilancia más estricta.
Conclusión: una batalla que se libra en la cadena de bloques
El narcotráfico internacional ha evolucionado: ahora opera a través de redes financieras digitales, usando blockchain, stablecoins y técnicas de anonimización. Pero esta evolución también ha hecho a los cárteles vulnerables. A diferencia del dinero físico, las criptomonedas dejan un rastro, y con la inteligencia y los recursos adecuados, ese rastro puede seguirse.
El reto para las autoridades está en seguir el ritmo de innovación del crimen. Aunque se han logrado importantes avances en inteligencia financiera y coordinación internacional, la amenaza persiste y evoluciona. El mensaje es claro: la guerra contra el narcotráfico también se libra en el mundo digital, y la cadena de bloques se ha convertido en el nuevo campo de batalla.
Bit News Puebla seguirá de cerca esta historia. Suscríbete para mantenerte informado sobre cómo la tecnología, la seguridad y el crimen organizado se entrelazan en esta nueva era.