Héctor Lavoe: 3 décadas que convirtió el Bronx en templo de la salsa

A 30 años de su adiós, Héctor Lavoe sigue vivo en la memoria de la salsa

Bit News | Puebla, Pue. — El universo de la música latina aún recuerda con emoción el histórico adiós a Héctor Lavoe, uno de los máximos exponentes de la salsa. Tres décadas después de su partida, su legado permanece intacto en los barrios, pistas de baile y corazones de sus admiradores.

Una despedida multitudinaria en Nueva York

El martes en que el mundo despidió al “Cantante de los Cantantes” fue mucho más que un funeral: fue un homenaje multitudinario que paralizó las calles del Bronx, en Nueva York. Desde la madrugada, miles de seguidores se congregaron frente a la funeraria Frank E. Campbell, en Madison Avenue, convertida en santuario improvisado.

Camisetas con su imagen, banderas de Puerto Rico y bocinas con temas inmortales como Periódico de Ayer y El Cantante llenaron el aire de nostalgia y orgullo latino. Artistas, familiares, fanáticos y curiosos coincidieron en un tributo que mezcló lágrimas con cánticos, aplausos y vivas en su nombre.

Del Bronx a Ponce: un viaje de regreso a casa

El cortejo fúnebre de Lavoe avanzó rumbo al cementerio St. Raymond’s, donde descansaba su hijo Héctor Jr. Lo que debía ser un acto solemne se transformó en una marea humana difícil de contener. Incluso hubo roces con la policía, pero nadie pudo detener la manifestación de amor hacia el salsero irreverente.

Lavoe llegó tarde hasta a su propio entierro”, bromeaban algunos entre lágrimas, evocando el carisma inigualable de un artista tan talentoso como impredecible.

Aunque fue sepultado inicialmente en el Bronx, en 2002 sus restos fueron trasladados a Ponce, Puerto Rico, su ciudad natal, donde también reposan los de su esposa, Nilda “Puchi” Lavoe. Así, el ídolo regresó al lugar donde comenzó su leyenda.

🔊 El eco eterno de su voz

Héctor Lavoe no solo cantó salsa, la personificó. Con su voz única, frases memorables y vida turbulenta, dejó una marca imborrable. Hoy, a 30 años de su fallecimiento, su presencia sigue viva en cada esquina donde suena una conga, en cada fiesta donde alguien pide “pon El Cantante”, en cada barrio que lo adoptó como su voz.

Porque Lavoe no se ha ido. Su voz, su estilo y su espíritu siguen cantando alto, libre y eterno.